(Imprenta de J. R. Vda. García, 1974) Alfonseca, José D.
La instrucción pública tiende a ensanchar brillantemente sus deberes de conspiración. Ahora se cuida tanto del desarrollo mental y del adiestramiento de la razón, como de templar el carácter fortaleciendo la voluntad y de vigorizar y desarrollar nuestros músculos y comienza a ejercer las sagradas funciones del hogar, porque la Ciencia advierte que los directores de familias, ignorando los principios fundamentales de la educación física, mental, social, y biológica de los infantes, resultan incapaces para esa función educativa y quiere que el ser humano eduque su organismo entero, uniforme y harmónicamente en el mismo taller de elaboración social en que desarrolla su cerebro.